Bambuco Caucano Autor: Francisco Eduardo Diago

Arreglos musicales: Alma Caucana

El Bambuco El sorateño fue compuesto en 1924 por el doctor Francisco Eduardo Diago. Muchos consideran que la primera parte de este bambuco es un tema tradicional de la región de Sotará al que Diago muy seguramente añadió una sección final. En concepto del investigador Carlos Miñana menciona que los bambucos como El sotareño y El rioblanqueño «son piezas de una tradición mestiza bastante antigua… Son los dos casos únicos en el repertorio payanés que presentan estructuras melódicas arcaicas y que, precisamente tal vez por eso, por fusionar lo arcaico y lo moderno, son los dos “himnos” de Popayán y del departamento del Cauca en la zona andina». La melodía de El sotareño fue grabada por alma caucana en el año 1977 y regresa a la producción de Alma Caucana legado en el año 2024. Francisco Eduardo Diago (1867-1945), A pesar de que gran parte de su vida transcurrió en Popayán, su ciudad natal – sólo la abandonó transitoriamente para ejercer el cargo de Magistrado de la Corte Suprema de Justicia en Bogotá, entre 1917 y 1920 – era continuamente consultado en su especialidad del Derecho Civil, por eminentes personalidades de la República como los Presidentes Alfonso López Pumarejo y Eduardo Santos y por importantes compañías comerciales, específicamente del sector minero, que confiaban en su experta asesoría y juicioso criterio.

Este icónico bambuco ha perdurado a lo largo del tiempo, encarnando las raíces culturales y musicales de la región del Cauca. Su melodía alegre y su ritmo contagioso han cautivado a generaciones enteras, convirtiéndose en un símbolo de identidad y orgullo para los habitantes de esta hermosa región.

La obra de Diago es un testimonio vivo de la riqueza y diversidad del folclore colombiano, destacando la habilidad del compositor para capturar la esencia y el espíritu de la música tradicional de la zona. «El Sotareño» trasciende las barreras del tiempo y continúa resonando en los corazones y las mentes de quienes lo escuchan, recordándonos la importancia de preservar y celebrar nuestras tradiciones musicales.

En esta ocasión especial, es momento de reflexionar sobre el legado cultural que nos han dejado nuestros antepasados y de rendir homenaje a aquellos que han contribuido a enriquecer nuestra herencia musical. Que el centenario de «El Sotareño» nos inspire a seguir valorando y promoviendo la música folclórica colombiana, manteniendo viva la llama de nuestra identidad cultural para las generaciones venideras. ¡Felices 100 años a esta joya musical del Cauca!